lunes, junio 18, 2007

Cada 2 o 3 años tengo mis episodios migrañosos y me creo el tipo mas infeliz del mundo, no solo por el dolor en si mismo, sino por todo lo q los analgésicos y demás medicamentos me generan. Sin embargo hoy me di cuenta q se puede estar peor.

Víctima de una especie de cáncer fulminante, falleció ayer Guillermo, de 27 años. Un chico a quien conocí cuando tenía 9 y aunq no era mi amigo, si estaba bastante allegado a su familia. Los desconsolados fueron sus padres y sus tres hermanas.

Aún no tengo estabilizada la dosis de los corticoides. Todo es culpa mía por tratar de tomar menos de lo q normalmente me hace efecto. Aún así, sintiéndome aturdido y con una leve fotofobia, me atreví a ir al velatorio, en el Cerro de las Rosas. Estuve un rato allí, saludando a los familiares y luego ocupé un modesto lugar en una de las esquinas de la sala velatoria. Ya había demasiada gente para mi gusto, pero no quería pensar demasiado en ello, no necesitaba además un ataque de pánico o algo así. Entre q así me sentía, La veo entrar, con su larga cabellera rubia cual un Alto Elfo. Nos miramos un ratito y me hizo mucho bien, me trajo paz. Nadie sabe lo nuestro, si acaso pasa algo, así es q solo me acerqué un rato a ella y la saludé. Mientras alguien decía unas palabras en honor al difunto y su familia, le tomé la mano a la altura de la muñeca. Ella me dejó hacerlo mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, otrora pálido, ahora enrojecido por las lágrimas solidarias. Antes q se comenzara a retirar el féretro, las manos volvieron a su lugar y cada uno a su posición de apenas conocidos.

Cuando venga otro ataque, no puedo decir q no seré el mas desdichado de todos, ni q tampoco nunca mas rogaré por mi muerte, pero ahora se q hay quienes al menos por estos tiempos, la pasan peor.

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