lunes, abril 30, 2007

Nunca digas de esta agua no he de beber

 

El fin de semana estuvo violento. No estoy acostumbrado a todo un finde de caravana.

El día viernes recibo un mensaje en el celular de mi amigo Gonzalo. Me dice q viene el sábado, así salimos a algún lado.

Así sucedió, el sábado nos juntamos a tomar algo de la casa del Enano. Nos cuenta q había venido a retirar un auto. Trabajó tres años y su primer auto es un 0 Km. Me puse muy contento por el. Como festejo tomamos fernet con coca, aunq a mi en realidad no me gusta mucho, pero era lo q había. La cosa terminó temprano, por q el tenía q volver temprano a Vicuña Mackena y no quería chocar su auto nuevecito.

Al otro día me levanté un poco aturdido (otras veces me he levantado peor), pero nada digno de destacarse. Hasta ahí había estado tranqui.

A eso de las 8 de la noche recibo otro mensaje, esta vez de una amiga en el q me preguntaba si hacía algo esa noche. Dudé en contestarle, porq estaba un poco cansado, además había gastado plata la noche anterior. Como a la hora le digo q bueno, podíamos hacer algo pero tranquilo. Me contesta q iban a ir unas amigas y unos chicos a dpto.

Una gran joda no era mi idea de algo tranquilo, tenía otra cosa en mente. pero terminé aceptando la invitación. Llegué a su casa pasadas las 11:30. Ya estaban todos los q eran. 3 chicas y 5 vagos, de los cuales solo conocía a mi amiga y una amiga de ella. Tomamos cerveza y Gancia (odio el Gancia). Me sorprendió al lugar a donde iríamos, Villa Retiro. No soy un gran conocedor de lugares de joda, pero a este no lo conocía. “No fuiste nunca?” me pregunta uno de los tipos. “Vamos a cuartetear un poco”agrega. Yo pensé q era en joda. Cuando llegamos al lugar q le hacía honor al nombre, quedaba bien retirado, veo q efectivamente íbamos a cuartetear.

La música de cuarteto, por compararla con algo, es como la cumbia, pero no tan mala. Algo q musicalmente, al menos para un oído q se dice fino como el mío, no te deja mucho.

Ahí estaba yo, en un baile. ¡En un baile! Y no cualquier baile, era el baile de La Barra, una de mis bandas de cuarteto mas odiadas.

El ingreso era ya de por si mas extraño. Luego de comprar la entrada, la policía te revisa para ver si no llevas armas, como si fueras a un recital de rock o a una cancha de futbol. En absoluto parecido a un boliche o a los lugares under q me gustan frecuentar.

Me llamó la atención la clase de gente del lugar. Aunq la mayoría no parecían negros, iban escuchar música de negros. Los tipos muy bien vestidos y las minas muy lindas y muchas. Las bebidas q se servían si bien no eran de lo mejor, se dejaban tomar y a precios mas accesibles q en los lugares q frecuento. Por ejemplo Speed con vodka $10 (poco mas de 3 U$S). Aunq no conocía la música de esta banda muy a fondo lo iba pasando bastante bien. Nos divertimos y creo q hasta en algún momento bailé con una de las chicas.

Pero aunque la mona se vista de seda, mona queda. Cerca del final, como a las cinco de la mañana, mostraron lo q son, se veia como se tiraban banquetazos y se cagaban a trompadas. Luego de cada una de estas reyertas, la policía tiraba afuera a alguno de los revoltosos. Por nuestra parte el final fue bueno, ya q volvimos sin contratiempos.

La noche terminó a las 8 de la mañana tomando mates en la casa de mi amiga. Cuando ya me venía para casa, mi amiga me dice: “No estuvo tan mal” (ella tampoco había ido nunca). “Para nada” le dije. “Solo digamos q me gustó lo suficiente como para no venir a sabiendas nunca mas

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