lunes, mayo 15, 2006

Cicatrices

 

Hace algún tiempo tuvo lugar un suceso digno de ser contado. Creo q lo mejor es contar la historia completa.

Una familia se había mudado a un retirado lugar para hallar la paz, hartos de ajetreo de la gran ciudad. Habían construido su nueva casa en las cercanías de un antigua mina de granito q se había agotado. Al tratarse de un lugar templado, esta, en poco tiempo se había llenado de agua formando así un hermoso y privado espejo de agua.
Toda la familia hallaba el lugar como su propio paraíso, siendo esto particularmente cierto para el único hijo del matrimonio, el cual regularmente se dirigía al lago a nadar. Su madre lo vigilaba mirándolo desde la gran ventana q había en la cocina.
En una oportunidad la madre vio q un cocodrilo, salido de quien sabe donde, se arrojaba al agua, con claras intenciones de devorar al pequeño. Presa del horror, la madre salió corriendo para advertir a su hijo del peligro q se avecinaba, pero este ya había advertido el peligro y se dirigía a la orilla. La madre avanzaba corriendo para rescatar a su hijo, pero justo en el instante q el pequeño hacía pie en la costa y ante la desesperación de su madre, el animal lo tomo por las piernas y comenzó a arrastrarlo. Lejos de pensar en el serio peligro q a ella también le esperaba, sin pensarlo un instante se lanzó al agua para aferrarse a su hijo. Alcanzó a tomarlo fuertemente por los brazos y así comenzó una disputa entre la madre y el animal por el niño.
No puede precisarse el tiempo q duró la lucha, entre los gritos del niño, la desesperación de su madre y la fuerza descomunal del animal, que a pesar de todo no podía llevarse a su presa, pero de seguro debió parecerles una eternidad.
En determinado momento se escucha el ruido de la camioneta del padre de familia. Cuando el hombre detiene el motor, escucha los gritos. Prontamente se baja del vehículo y corre hacia donde está su familia, comprobando así el origen de los gritos. De manera decidida toma un palo q había cerca de la orilla y se lo asesta al cocodrilo justo a la altura de lo ojos. De inmediato el animal soltó al niño y se escabulló en el agua.
El proceso post-traumático fue lento, pero el niño se recuperó bien. La trascendencia del hecho fue tal q hasta la prensa se hizo presente para entrevistar al pequeño cuando ya estuvo en condiciones de responder. Luego de las tediosas preguntas de rigor uno de los periodistas le preguntó si se animaba a mostrar las heridas q le infligió el animal. El pequeño niño vaciló un instante y mientras decía q sí, sus ojos se llenaron de lágrimas. Muy despacio levantó las sábanas para q pudieran verlo. El espectáculo era impresionante.
No voy a describir las heridas por q no es este el objeto la historia, pero los periodistas se quedaron mudos, ya nadie podía preguntarle otra cosa. En ese momento, el niño, con un rostro ya mas alegre les dijo: “Estas no son las únicas marcas q tengo.” Y con una gran sonrisa en el rostro, se arremangó las mangas del pijama y les dijo: “A estas de los brazos me las hizo mi mamá cuando no dejó q el cocodrilo me llevara”

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